Las infinitas evidencias de la vida desplegándose con exactitudes matemáticas y geométricas absolutas en la naturaleza estuvieron siempre, al igual que los mundos, vistos y no vistos (multiversos).
El silencio al respecto en ningún momento fue total, hablaba por acá y por allá. La complicidad del velo es exclusiva responsabilidad de la inclinación a esperar que alguien más decida por nosotros lo que es y lo que no es.
¿Qué impide a nadie observar la fractalidad de la naturaleza o vivir simultáneamente los multiversos? Nada.
¿Qué pasaría si la ciencia reconociera oficialmente que los multiversos existen? Todo seguirá igual si la validación científica es de otros y no suya, otorgando aún la decisión de lo que es a alguien más.
Una de las múltiples maravillas de la década de los sesenta fue la posibilidad de experimentar en carne propia la diversidad de las alternativas, no porque alguien lo decía sino porque estaban al alcance del que deseara buscar otros senderos y otros sentires.
Si los multiversos están ahí, ni siquiera el olvido de éstos logra evitar su existencia.
Si yo estoy en otros lugares, mi desvinculación con ellos no puede evitar que esté en otro lado.
Si yo estoy acá y allá también, ¿que evita vincularme a mí mismo? Nada más que la falta de decisión para recordar quién soy.
NOTA.- Las imágenes de fractales computarizadas fueron editadas en base a imágenes que pertenecen a Gopher 292, usuario de Wikipedia y, la coliflor fractal es obra de Mandelbrot, el padre de la geometría fractal que despertó el recuerdo del orden cósmico natural en aparente caos.
Re-edición de Las Pichitankas
Ciclo 5 – Vuelo 8, Día Solar: 114, Día Lunar: 14 Gregoriano: 14/X/08
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