A pesar de que el mes lunar comenzó con cuatro encuentros solares (conjunciones) para concertar acciones, los ángulos no alcanzaban a mostrar forma alguna.
Para la Luna Llena (3AGO 15:59TU) poco más, pero corre por los rincones de los conscientes subliminales la silueta de un espacio acogedor junto a las mareas heliocéntricas.
Tres tríadas en tres lugares con tres posiciones diferentes, se reparten ese espacio, el cual desmenuzado dice más que su forma.
La primera tríada son los pilares centrales, hechos con las decisiones prioritarias que definen la energía que mueve todo en los próximos doce años más o menos (conjunción Júpiter-Plutón) y el marco de acción para hacerlo (Saturno).
La próxima tríada, desde un segundo anillo donde se juntan los caminos persiguiendo las prioridades (conjunción Neptuno-Venus) y pronto se les unirá los que hacen posible la agenda urgente (Marte).
Entre esas dos tríadas se encuentra la Tierra (nosotros), como visitante, invitada o convocada a participar…
…a fecundar y/o regenerar siguiendo los humores que mueven al planeta en la Rueda de la Vida…
…a tejer la cohesión necesaria que devuelva solidez a la volitilidad presente en nuestros días con la atmósfera de las tierras que atravesamos en la nueva fase solar…
…a contener las realidades de los tres eclipses en curso: brotes destituyentes, desmantelamientos divergentes y las demarcaciones comprometedoras.
La tercera tríada (Quirón, Urano, Mercurio) se desparrama en un tercer anillo, convocando, convidando y compartiendo.
Por las mareas geocéntricas, esto se entiende como aguas agitadas, manifestándose en movimientos que se multiplican camino a fecundar, regenerar, tejer la cohesión para contener.
Aparentemente caos; por el contrario es la búsqueda de solidez ante la volatilidad de los días.
Las sensaciones certeras sienten el llamado a devolver sentido a la sinrazón, las emociones vuelven a sentir el sosiego de compartir y pródigas dan la mano.
Volveremos pronto.