Las mareas de la Luna Llena ya andan meciéndose, aunque su fecha oficial es el 19 de abril (11:12 UT), y, desde la última Luna Nueva, vienen con todo un Repertorio de Desenlaces (mareas heliocéntricas).
Se triplican las oleadas de desenlaces en Luna LLena, que vienen de a tres, por triple partida y en tríadas. Eso es, tiempo de magia, la vida regenerándose, las vibraciones cambian de nivel.
Continúa la magia de Plutón con Quirón empujando a cerrar ciclos agotados que los nuevos precisan ser vividos, sea en nuestras realidades, las locales o globales.
Lo hace también la Tierra junto a Mercurio y Saturno señalando otros horizontes, así como Marte junto a Venus, interviniendo directamente sobre lo que se presenta.
La Tierra (nosotros), totalmente impregnada con las moléculas vivenciales de la travesía solar, se las ingenia para estar en todo, genera personalmente los desenlaces, no los espera.
Y alrededor nuestro, las Salidas Insospechadas (mareas geocéntricas) se triplican para alcanzar los desenlaces:
Podría ser a través de tres aparentes conjunciones, vía un salto fortuito a la próxima fase (Urano con el Sol), una fórmula que arregle las cosas (Mercurio con Quirón), un puente que cambia el estado de las cosas (Saturno con Plutón).
O, la salida insospechada podría presentarse interviniendo de manera más directa, con la energía de Marte que escoge la opción que arregla las cosas (Mercurio, Quirón) y erige un puente que cambia las cosas (Saturno, Plutón).
Una tercera salida, es la que de manera insospechada ya vive los nuevos ciclos (Júpiter, Lilit), de manera fortuita (Urano, Sol), y llevándonos súbitamente a actuar (Tierra).
La clave sigue siendo poner atención a todo lo q se nos cruza, por ahí vienen los desenlaces.
Y claro, aquietar las actitudes sospechosas (sensaciones) y los encasillamientos restrictivos (emociones)
Volveremos pronto.
*Cuando se dice que si sucede a la Tierra por tanto a nosotros, valga la aclaración que nosotros no somos la Tierra, sino que estando en ella, actuamos siguiendo los flujos que de ella emanan, los cuales por motivos de tamaño, volumen y alcance obviamente nos envuelven. Y esto vale mucho más si se considera que cualquier descarga sobre ella o turbulencia, también nos sacude a nosotros.