Y llegó. De tanto nombrarlo hasta se apuró.
Lo trajeron vivido y vestido.
Prontuarios pronosticados y paraísos prometidos incluídos.
Sin temblarles la mano le quitaron sus gracias ocultas.
No le dejaron ni la opción de adivinarlo o construirlo,
le dijeron lo que tenía que ser por acumulación,
lo montaron en el escenario con brillo prestado
y le silenciaron la voz por si se le ocurría cantar todo.
Se lo ve achicopalado cuando desfilan otros:
el 5772 de los hebreos, el 1433 de los islámicos,
el 1390 de los persas, el 5519 de los aymaras.
Le tiene pánico al Kali Iugá que lo desdibuja.
De familia reformadora: la gregoriana,
que hace 1687 años se sobrepusieron a sus parientes julianos,
borrando días de sus cuentas por motivos pascueros dijeron,
se sabe que no pudieron desacelerar a la Tierra en su órbita.
Sonríe estrenándose, esperando no aparezcan por ahí
el año tropical que le reclama tiempo,
y el sideral gritándole que se ajuste.
Esta herencia no la soporta bien.
Lo persiguen también los signos zodiacales
aprisionados en un calendario que los sometió a fechas fijas
y lo corretean muchos que ya no están seguros de qué signo son…
Él se hace el loco, que se hagan cargo quienes armaron este zafarrancho.
La medianoche anuncia su llegada y el 2012 sale al escenario
en medio de fuegos artificiales, vestido de 1 y sombrero de enero loco,
un 1 tan incierto como el año 1 de la era,
lleno de supuestos, confusiones, errores y borrones ¿O sería 0?,
El vestido de 1 está manchado de sombras
con solsticios y equinoccios sometidos a simples referentes,
oculto el 1 del Norte y desvanecido el del Sur,
las piedras que los marcan condenadas por idólatras.
Hasta aquí la herencia del 2012
de la que no estuvieron libres sus predecesores hermanos,
pero esta suerte de año vivido sin llegar no la tuvieron,
fueron demasiado lejos y ninguna chispa oculta sus temores.
Por si acaso lleva recogida su larga cabellera,
no vaya a ser que las predicciones malhadadas lo incendien,
se trae botas por si el agua de las bocas sueltas se desborda
y un bolso muy grande donde metió lo que pudo y lo que escapó.
Por si acaso buscó el respaldo de quienes lo vivirán
esperando vestidos menos siniestros y más ligeros;
su ingenuidad se topó con la de ellos, acostumbrados a obedecer
y aceptar los manuales de rigor escritos por los siglos de los siglos.
Intenta escapar con los que ascenderán aunque no sepa adónde,
y equivoca el paso acompasado de su entrada triunfal,
sin escapatoria recupera el talante, entre fatídico y resignado
a repartir una torta sin ingredientes para un final que empieza otra vez.
Cuando la euforia de su llegada disminuye y las miradas cesan,
entre los oscuros de la noche se sienta a revisar su guardarropa,
hecho a medida, zurcido con las profecías escasas de mañanas,
y claro, para todas las ocasiones que no son pocas…
…si la visita de Venus al Sol resulta en desastre, tornasoladamente incierto,
si las tormentas solares arrasan, estará de verde con mucha agua,
si aparece un planeta x, no será protagonista, así que atardeceres rosas,
si ascendemos a otra dimensión, muy ligero con gasas descoloridas,
si los volcanes se alborotan, de rojos incandescentes para bailar con ellos,
si se inicia una era de oro, un deslumbrante manto dorado,
si las aguas invaden, el escamoso de sirena,
si las geografías cambian, el pálido amarillo con bolsillo sorprendido,
si el planeta se da la vuelta, oscuro para decorarse con el polvo,
si retornan unos dioses descendiendo, labrados como los sueños,
si el solsticio y el eclipse desatan olas, gomoso a prueba de todo,
si el solsticio y el eclipse no cumplen, otro con justificativo morado,
si la fecha ‘d’ se adelanta o posterga, el de acrílico elástico,
si los flujos energéticos nos complican, el de enchufes magnéticos,
si las bolas de fuego caen, la cautela del crema con cuello cerrado,
si aparecen los extraterrestres, metalizado para reflejar la otra cara,
si Plutón es desplazado, el de redes para sostener el resto,
si se alinean celestes, gaseosos e invisibles, opacado para poder verlos,
si cambian los planes, café informal con botas de montar.
Para los demás días, encajes blancos de estreno,
y siendo precavidos, si después del 21 de diciembre
todavía tiene que dar término a sus 365 días sentenciados,
unos cuantos pasteles con la sobriedad en recuperación.
La mañana ha llegado, justo cuando encuentra sus sandalias,
cuero desgastado, suelas caminadas, listas para continuar;
como las de la mayoría, con el sudor de la sobrevivencia diaria,
a veces caminando, casi siempre corriendo, otras tantas volando.
Calzado el 2012 de cotidianeidad se mezcla entre la gente,
todos ocupados con sortear los obstáculos inventados para sobrevivir,
muchos deseando ese final profético para dejar de pasar hambre,
otros ni tiempo tienen de pensarlo, aquellos ni saben de eso.
Al mediodía bajo la sombra de un árbol chupa una naranja,
saboreando el jugo que no será alcanzado ni por rancias herencias
ni por todas las profecías juntas, ni que lo vuelvan 2102,
ni que lo tiñan de soya para hacerlo más moderno. Ese jugo es libre.
Sonríe el 2012. El guardarropa está demás. Él también.
Lo vistan como lo vistan seguirá sumando 5.
Corre la vida a su alrededor, derrama su jugo y se multiplica,
da un volterete y pasa a ser otra vida para seguir siendo siempre… y libre.
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NOTA: Todas las imágenes pertenecen a Jason deCaires Taylor, escultor inglés que se especializa en la creación de esculturas comtemporáneas bajo el agua, las cuales con el tiempo se convierten en arrecifes de coral artificiales. Puede ver más de su obra en su sitio.
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2 replies on “Llegó el 2012 vestido de año nuevo y con guardarropa de profecías”
😉
Qué bien desarrollado el tema, cerraron el año con broche de oro, Felicidades. Las esculturas e imágenes acertadas. Esperamos ansiosos sus importantes posts, llenos de sinceros mensajes de verdades que no captamos sin su valiosa y orientadora información. Rolando