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De Ansiedades Azulinas: La Rueda de la Vida desde una Piedra (IV)

Para estas ansiedades los tambores llaman,

retumba la Naturaleza sin fechas fijas en calendarios

y hechizan la vida sus transformaciones…

Magias Azulinas en la Rueda de la Vida www.losbosques.net

Hay un antes y un después de mi piedra azulina…

ANTES

Ya después de las ansiedades de pan, calaveras y rituales, Día de los Muertos, Todos Santos, Noche de Brujas, Halloween sentí un manuscrito en su desintegración:

…Por los siglos de milenios habrán de caminar
sordos a su voz, ciegos a su mirada,
confundiendo mundos con muertos,
vida con cuerpos,
naturaleza con calendarios,
hasta que una ola gigantesca
les devuelva el aliento…

Sopló otra brisa, tibia y fresca, sobre ella trepé hasta alcanzar la Rueda de la Vida; en el camino hallé rastros de todos los eventos aludidos del calendario, al parecer más temprano que tarde de ella habrían procedido.

Devolviéndome giré…

Me recibieron mi certeza, mi semblante y mis naturalezas;
me hablaron mis vapores, mis semejanzas y mi longevidad;
me contuvieron mis pasos, mi polvo y mis hambres…

DESPUÉS:

…seguía girando…

…hacia el Norte, agazapada en la pupila de una lechuza,
me alcancé en los caminantes entre mundos
reunidos en una arboleda perdida en el tiempo
surcando cielos alrededor del fuego
para presenciar la formación del nuevo año
oculto bajo el manto del otoño.
Trás un buen rato,
nos recogimos por los mundos
para dar forma al soplo de vida.
Al regreso, en los jardines
de una dama muy alta,
bebimos el recorrido
hacia adentro.

…hacia el Sur, miré a la noche abrir las puertas
honrando a los visitantes.
Por una entró la pradera oculta,
donde la humedad da forma a las curvas
de los encuentros sobre la hierba
entre gacelas y ciervos.
Una hoja destelló el instante
alcanzándonos el verano en su sueño.
Con prisa se atravesaron rayos dorados
desde otra puerta, alejándose las sandalias
a medio trecho me llamaron.
Entramos a una luna azulina.
No regresé más, pero un día tendré
que ir a buscarme para traerme de acá.
Una puerta después encontré a quien buscaba;
la dejé abierta para que me encuentre.

…de Este a Oeste, tropecé en dos portales.
Uno llevaba a los jardines cubiertos del Sur,
allí todavía este momento no había llegado.
El otro conducía a los días sin noche del Norte,
allá este momento hacía una luna que ya había sido…

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